“La unión hace la fuerza”.
Francisco J. Parrado Zeballos, representante de PLAIN Bolivia en Pando,
miembro de ReD ciudadana y vocero de Comunidad Ciudadana.
Andrés G. Gutiérrez Ayoroa, presidente de PLAIN Bolivia.
Ciudadanía:
Bolivia está viviendo un proceso muy
acelerado, nunca antes visto en la historia de la democracia de nuestro país,
la misma fue gracias a luchas en busca de prevalecer y retomar la poca
institucionalidad que se encontraba en crisis, misma que por mucha estabilidad
que se quiere tener, tendrá que ser un ciclo más amplio que el de la conquista
ciudadana.
El ciclo dependerá del respeto y el
reconocimiento de todas las luchas, de todos los sectores y que las mismas por
más que tengan causas muy distintas y antagónicas, todas son legítimas en la
reconstrucción de la democracia en nuestro país. El desafío de las mismas es
mantener su legitimidad mientras no pierdan el norte que es sus causas y no los
caudillos que los representan.
Bajo estas premisas es fundamental para quienes lideran estas causas, asuman como propia la cultura de gobernanza
para ejercer su autoridad y para que en el momento que asuman cargos en
espacios de decisión, sean en base a la concertación con los ciudadanos y
ciudadanas que juegan un rol protagónico en el proceso que se está viviendo
actualmente en el país.
Sólo de esta forma es que vemos
posible la construcción y la consolidación de nuevas organizaciones políticas
innovadoras, renovadas y con una nueva forma de hacer política para poder
cerrar la etapa de la crisis del sistema de organizaciones políticas. Misma que
será superada en base a principios, derechos y valores que permiten a las
personas manifestarse sobre intereses comunes que son tratados en la esfera
política.
Estas organizaciones tienen como
principal objetivo el de responder eficientemente el clamor de pueblo boliviano
y coadyuvar al gobierno transitorio para que se garantice el respeto al voto y
el que existan elecciones libres y transparentes. De igual forma, las nuevas organizaciones
deben generar puentes entre la ciudadanía y el ejercicio del poder a través de
incluir a todas las personas que no sólo quieren votar sino, ser elegidos.
El desafío de las organizaciones
políticas deben ir en base a dos premisas: la renovación y la inclusión, mismas
que van concebidas de la mano, ya que no puede haber una sin la otra.
La renovación no solo vista desde la
importancia de tener en sus filas a un grupo etario joven, sino de personas que
vean a la política desde una nueva perspectiva, desde la innovación política,
la generación de nuevas formas de hacer política con la participación de
quienes los han elegido y a quienes representan, y no sólo desde el accionar de
un escritorio.
La inclusión como parte fundamental
para deconstruirse y reconstruirse con la participación de personas que
representen las luchas ganadas, tanto por la democracia, así como los
diferentes activismos de sectores sociales no favorecidos (afrodescendientes,
glbti+, mujeres, jóvenes, ambientalistas, etc.) Que en la práctica y discursos
darán nuevos matices a las banderas que asuman como propias las organizaciones
y que dejemos de discutir por quién es de izquierda o derecha, sino por quien
exige mejores derechos para el ejercicio pleno de ellos, logrando así
sociedades más justas y equitativas.
Contendientes:
Pertenecemos a una pluralidad de
naciones que se alzan ante el mundo bajo un mismo y único nombre: Bolivia.
Precisamente, este es el mensaje conciso, expresado por nuestro país en su
Constitución para nosotros y el mundo, quedando claro el orden de las cosas en
nuestra unidad de diversas naciones y visiones. Pero, ¿Estamos
ejerciendo este pacto plural realmente?
Existen nuevos encuentros, rencillas
y temores que convergen en la pluralidad de naciones fragmentadas y encontradas
en visiones polarizadas que no concilian ante la necesidad de encontrarse
representados por la personalidad un único gobernante.
Desde una perspectiva general,
podemos identificar una facción nacional reactiva al pasado político inmediato
y, otra que defiende y promueve su retorno. Desde el pasado 20 de octubre,
hemos experimentado una contienda en espiral que se alimentaba -en sus matices
negativos- del rechazo, intolerancia, violencia, apatía y degradación del valor
que tiene el otro, aquel que aparentemente es opuesto.
La escalada de violencia sólo pudo
ser suspendida por el consenso de sectores sociales y políticos para resguardar
el bien común. Resalto, fue suspendida la ola de violencia, aún nos encontramos
bajo el riesgo de inoportunos detonantes que reactiven los conflictos sociales.
Dado que el riesgo latente es ajeno
a nuestro control y, bajo algunos supuestos, a nuestra capacidad de
anticiparlo: nuestra atención debe centrarse en los artífices de su remedio en
primera instancia, me refiero a nuestros líderes sociales y políticos. Su papel
en la preservación de la Paz es vital y es, justamente eso, lo que debemos
premiar al votar.
Un buen inicio para sus campañas
será atendenter aquellas demandas sociales que pueden avalar la paz nacional:
la demanda de la facción nacional que se levantó el 21 de octubre, pide líderes
que sean coherentes y de comportamientos razonablemente ajustados a los
principios y valores nacionales expresados en nuestra Constitución; la otra
facción requiere garantías para conquistas sociales obtenidas durante los
últimos 14 años; ambas facciones demandan reformar hábitos políticos.
Estas premisas exigen un
próximo de alianzas estratégicas con la ciudadanía hacia una gobernanza
cultural que genere el suficiente tejido social que requiere la próxima
mandataria o mandatario de Estado para cumplir cabalmente su mandato y periodo
de gobierno. Estos son los rasgos de aquella
personalidad y dirección política que requerimos hacia la unidad. La política
responsable así lo exige, al igual que nuestra continuidad democrática.
Un aporte muy importante en el cual. Comparto el punto de vista muy bien
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